Ocaña: el otro planeta

 

Relato-Informe

Por Raisa Urribarrí Minardi

 

 

Parte del proyecto

"DE LA CALLE A LA ESCUELA:  UNA CONEXIÓN VITAL.  Un Programa para pensar el

uso de la Internet en la educación formal y no formal" 2002-2005 coordinado por la "Fundacion Raíces Mágicas", Colombia

 

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Entre correos te leas…

 

Cosas raras estas que estamos viviendo. Me hacía falta oír la voz de Benjamín por escrito. Eso es lo que extraño de él, exactamente.  Al fin lo descubro.  Y como ha consentido en mi papel de editora, pues recupero viejos correos para seguir la conversación.

 

June 14, 2001 10:04 PM

Subject: RE: Mensaje premonitorio

 

 >este ejercicio de escribir es en si un taller literario tal como
   yo los hacia hace años, solo que ahora es por correo y eso es lo que yo
   pienso hacer cuando me meta a hacer el proyecto con idrc>

 

Como ven,  ni los ´asuntos´ de los mensajes son inocentes. Supongo entonces que Mincho agarraría al vuelo la propuesta de Yacine, que celebro. Las primeras notas de Benjamín confirman que el método (¿de qué? ¿de evaluación?) funciona.

 

Sigo con mi papel de editora, pero esta vez me reedito a propósito de la experiencia de Yacine en Ocaña y los comentarios de Benjamín: “desde hace una semana ocurren este tipo de llamadas: Te he escrito un correo, ve y abre para que leas lo que te escribí.   Yo me la paso en esas, avisando que he escrito correos”.

 

June 14, 2001 1:33 PM

Subject: RE: Mensaje premonitorio

 

> Recordé lo que dijo Ricardo: "ahora,  cuando se  ven, hablan de los correos que se escriben"  ¿te acuerdas? cuando conversábamos con Yacine en el vegetariano...y entonces pensé ¿y  ahora nos vamos a escribir de lo que hablamos?>

 

Este juego va creando lazos de confianza, asunto bien importante para un trabajo de estos, dice Benjamín. Y eso aplica para nosotros. Porque no hay de otra, porque estamos a distancia. ¿Y con los muchachos de los talleres…? ¿también con los que están cerca?

 

De la cabeza a la mano

 

            “Quisiera poder enchufarme algo a la cabeza que fuera poniendo las palabras que flotan sobre un papel”. Eso dice Julio, uno de mis estudiantes, que se propuso este semestre una indagación sobre ´la mudanza´.  Al inicio del curso contó que se ha mudado demasiadas veces y que cada vez que le tocó fue un proceso angustioso. Decidimos, pues, que trabajaríamos ese tema. No acordamos formato, sólo pensar en él como algo suyo, propio, vital, por decirlo en términos de este proyecto. Terminó escribiendo diez poemas terriblemente hermosos. Los está ilustrando y va a hacer un librito artesanal. Dice que su presentación será así: llega con una maleta y la pone sobre la mesa, la abre y sale un libro. El lee su mejor poema. Es primera vez que hace algo así en la carrera. Algo así: escribir, quiero decir. Y vacilarse las “materias” de esta manera. Yo estoy gozando un mundo con todo esto.

 

Lo mismo que a Julio me pasa a mí. Con la mudanza y con las palabras.  Por eso este proyecto me llena de esperanzas, aunque –según Benjamín- ejercicio literario no signifique siempre escribir. En Ocaña, esta pregunta salió a flote, como siempre sale en nuestros encuentros acá: ¿se debe escribir siempre? Hay  otras formas de creación… pero igual no dejo de pensar en esto,  sobre todo ahora, en medio de esta fiebre por el correo…

 

Los que no se enviaron…

 

En Ocaña me tocó contarles de un mensaje que no me dio tiempo de mandar, la respuesta a la bienvenida que nos daba Benjamín antes de nuestra llegada. Allí les decía que la razón más poderosa que tenía para ir a Ocaña era comprobar que no eran (mos) seres de ficción.

 

Por eso, de vuelta traigo ejemplares de El Ultimo Correo para mis amigos,  pero antes que nada les muestro las fotos de los personajes: Wilson, acechando a la pereza en la plaza 29 de mayo; Fabio, conversando animadamente en la casa del general;  Yacine, con los garabatos al fondo; Alejandro, fumando en la cocina…

 

Eglée, que forma parte del cuento, sólo quiere más cuentos: más, más, como una niña ansiosa. ¿Y el sapo? ¿Es verdad que tienen un sapo en el aljibe? Jairo, que aún no se enchufa a internet y ve todo esto con cierta gracia extrañada, comenta al ver las fotos de la fiesta en la casa del general: ah, para eso se inventan estos proyectos, para  juntarse y rascarse, como los burros. 

 

            Con Laureano, Carmen exclama con un ejemplar en la mano: pero si este carajo inventó un género nuevo, el realismo mágico real ¡los personajes son de una ficción tan verosímil que existen! ¿Cuándo son personas y cuándo personajes?

 

            ¿Cuánto hay de ficción y cuánto de realidad en lo que hacemos?

 

 

Juegos Peligrosos

 

Si la razón más fuerte para ir a Ocaña era comprobar que sí existíamos, la que me frenaba era el miedo. Pero no el miedo a los explosivos, a los secuestros, que para eso tenía coartada: pensar como periodista y registrar todo. Le tenía miedo al juego, pero ya el susto va pasando. Eso es un triunfo de este proyecto, al menos para mí es algo grande. ¿Cómo se instala ese miedo en nosotros? El miedo a soltarnos, el miedo al no plan, el temor a fracasar  si nos apartamos de lo que dicta sentido común. ¿Qué hacer, cómo hacer para enfrentarlo?

 

Nuestro proyecto tiene que prevenir eso, que nos cojan los miedos. “Esto es importante decirlo, porque así será nuestro proyecto:  el riesgo de estar en coordenadas difíciles, peligrosas, explosivas…”  Esas que no tienen nombre o no queremos nombrar, las más fuertes de todas. “¿Qué ocurrirá en nosotros?”  Esa es la pregunta más interesante de toda esta historia. Si no nos pasa nada, nada pasa.

 

Ser fieles a nosotros mismos, sin parapetos…

 

Luego de ver el video del programa que nos hicieron en TV San Jorge, mis amigos no han dejado de mamarme gallo por lo de “ilustre visitante”. De regreso, reafirmo lo que dije allí sobre la metodología de trabajo: El primer día, más que centrarnos en el discurso, salimos a sentir las calles. La reunión fue un desorden absoluto, pero con sentido. Recuerdo la cara de Yacine…¡qué expresión hermosa! No podía ser de otra forma, el qué indica el cómo. De regreso llamé a Ricardo para agradecerle por todo esto, le dije que a partir de ahora no iba a ninguna otra reunión de esas mamonas, ordenaditas y sin sentido.

 

Nuestra gente en Ocaña

 

La imagen que guardo: el rostro de Yesenia abrazada a  Filippo y un señor rubio muy alto, estilo jugador de fútbol americano, que habría de montar la avioneta en la que llegamos Allí comenzó el llanto del niño por el avión, menos mal que Yacine se las arregló para contentarlo con un micrófono que maneja con destreza y soltura, tal cual los marcadores de fieltro en la reunión. Eso me encantó en Ocaña: ver a Filippo en moto con Javier, sentir la distancia próxima de Wilson y Gustavo, escuchar a Yesenia y a Larissa, marcando pautas precisas: hay que cambiar la manera como nos botan las cosas, meterle poesía.  En la sesión del último día intercambiamos escarapelas para presentarnos. Me tocó la de Benjamín: la punta de una isla de otro planeta que sobresale en la mar Internet. La roca madre está aquí en Ocaña, sembrada en el fondo. Es la única explicación a la magia, las raíces. Así suene cursi.

 

 

Caldo de cerebro: echando pa´ tras la silla

Con Luis Fernando hablamos de la necesidad de avanzar sobre ese término tan ´puteado´ ya (como decimos aquí) en que se ha convertido la fulana ´apropiación´. También comentamos que las TIC se han convertido en un símbolo, en un “bien” al cual nadie se atreve a  negarse. ¿Habrá quienes se les resistan? ¿Qué consecuencias nos traerá el resistirle? ¿A qué, en el fondo, nos estamos resistiendo? ¿pero nos estamos resistiendo?  ¿Dónde nos están llevando? A fin de cuentas ¿qué están haciendo ellas con nosotros? Luis Fer nos contó sobre su evaluación a las UIB, una mina de aprendizaje interesante que me gustaría que nos diera por escrito.

Por cierto: me quedé con las ganas de conocer a William. ¿Sería lo mismo Raíces Mágicas sin él? ¿Quién le da vida a nuestros proyectos?

 

La avioneta se va elevando…

 

La foto los muestra tras el vidrio: Javier, Benjamín, Yesenia,  Filippo, Yacine y Alejandro. Partimos Soraya y yo. De nuevo abordamos El Gavilán de Colombia en manos de Hacaritama Charter hasta Cúcuta y de allí en Avianca, en un avión normal, a Bogotá. Fue  tiempo de confesarnos las diabluras de la vida  mientras la espera se diluía como el whisky con hielo.  Soraya me anima a  pensar en  cómo trabajar con niños, no sólo con los profesores.  Listo, será en el colegio de Corrado, pensé. El tiene que estar en todo esto, si no ¿qué sentido profundo tiene?

 

Algunos días después, recibo un correo en la lista:

 

>me llamo edilberto soy del colectivo  del barrio el paramo  te mando un
cordial  saludo  sabes  me gustaria  conoserte  ahora  te  boy  a  conta
tar  lo  que  hacemos  los  niños del  colectivo.
nosotros  hacemos   historia,cuentos,ivestigamos,y  manejamos  mucho la
investigacion.espero conocerte y hablar sobre ti  sabes eres  una  persona
muy especial para  soraya  bueno me despido  con  muhco  cariño
nota.te digo que tienes  un  amigo  mas     chao  edilberto  Narváez

 

 

Y Corrado escribe su primer correo

 

>Hola Edilberto, Olga y Alvaro Javier
No se muy bien que decir, aqui estamos haciendo un plan para que ustedes
conozcan de aqui y nosotros conocer de allá,
se trata sobre escursiones, mostrarle nuestro colegio, nuestra ciudad,
que ustedes nos cuenten sus costumbres y nosotros las nuestras a ustedes.
Les mando muchos saludos, que les vaya bien, vamos  a ver si nos podemos
conocer, me parece genial que hagan television
y una pregunta, por si acaso ¿saben tocar musica?
hola  Soraya,
chao
Corrado


Soraya traza  una línea por donde comenzar a abrir otra ventana ¿podremos hacerlo? Es un reto nuevo, algo que no estaba en la cuenta. Estamos vivos, seguimos inventando, qué maravilla.

 

 

Tessera hospitalis

 

Al despedirse, los griegos entregaban a sus huéspedes la mitad de una tablita que se  llamaba ´tessera hospitalis´…pasado el tiempo, al reencontrarse y  juntar las dos mitades, el anfitrión y su antiguo huésped se reconocían. Creo que la vida es vida gracias a ese símbolo, poderoso y trascendente. Afortunadamente, la madera alcanzó para todos. Cada uno trajo su partecita. 

 

 

Raisa Urribarrí

Valera, 13-02-02

 

 

 

 

 

 

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© Raices Magicas / Yacine Khelladi 2002-2005